
Cuando llegamos nos encontramos con la desagradable sorpresa de que no quedaban tickets para ese día. La chica, que era guía también según los días, nos vió tan desolados (la verdad, teníamos mucha ilusión) que incluso llamó a la competencia para conseguirnos plaza. Imposible. Finalmente, dadas las expectativas que nos había generado todo este tema, principalmente por la «culpa» de esta chica tan simpática y buena conocedora de lo que vendía (era bióloga), decidimos reservar para el barco del día siguiente y dedicar ese día a empezar a conocer lo que pudiéramos de la cercana San Francisco. Esa noche además dormíamos en casa de un huésped de Coachsurfing que vivía en Montain View, a 1 hora de camino a Santa Cruz. Todo cuadraba.

Nos movimos en busca de nuevas vistas. Para ello cogimos al coche y nos dirigimos a los montes que había en el otro lado, en concreto a Hawk Hill. En poco tiempo, subimos bastante. Había varios miradores con vistas del puente y San Francisco de fondo. Habíamos cambiado de lado pero no de orilla. Las vistas eran mucho más bonitas al tener una perspectiva mucho más amplia. Tras un buen rato disfrutando y tomando muchas fotos, bajamos dirección Sausalito, a pocos kilómetros. Este cercano pueblo costero (5 km) es tan bonito como turístico. Nos fue literalmente imposible aparcar y nos conformamos con verlo tranquilamente desde el coche. Estaba repleto de gente, coches y bicicletas. Es lo que tiene el verano y los lugares turísticos.
Cruzamos por segunda vez el Golden Gate, esta vez dirección a la ciudad y aparcamos cerca del inicio del puente. Tocaba disfrutarlo a pie. En la inmediaciones del puente hay unas inmensas zonas verdes para caminar y disfrutar de las vistas de la bahía. Andando tranquilamente llegamos de nuevo hasta el puente. Era impresionante la cantidad de gente que había….bueno, gente y bicis. Mucha gente alquilaba una bicicleta por unos 20 € y cruzaba el puente por el mismo carril que las personas que iban a pie llegando luego hasta Sausalito y volvían, bien por el mismo camino o bien en barco. Cruzamos andando hasta mitad de puente. Había una corriente muy agradable y estuvimos un buen rato disfrutando de las estupendas vistas…y grabando con la retina. Fotos y de vuelta al coche.
Al poco de salir del aparcamiento, nos encontramos con el cementerio militar de la ciudad. Era como en las películas: una gran extensión de césped con muchísimos pilotes blancos. Se respiraba una gran serenidad. Tras la inesperada visita, nos dirigimos a Álamo Square que, además de ser una agradable y bonita plaza, tenia alrededor unas bonitas casas que sirvieron de»escenario» en la famosa serie de TV, «Padres forzosos». Estuvimos un rato paseando por la zona y contemplando la vida de los lugareños. Ya, para acabar el día, fuimos a las Twin Peaks. De camino a las mismas, pasamos por el vistoso y ambientado barrio de Castro, epicentro de la comunidad gay de esta hermosa ciudad. Lo visitaríamos otro día. Una vez arriba del mirador de Twin Peaks, las vistas de la ciudad eran increíbles. Para disfrutarlas de verdad, un buen rato. Y nosotros lo hicimos, pese al frío e intenso viento que hacía.
Y ya de bólidos nos dirigimos hacia Montain View. Isaac, nuestro anfitrión nos esperaba. En poco más de una hora llegamos a su apartamento. Isaac trabajaba en Google y vivía en una zona de bastante nivel económico. El, sin embargo, era súper sencillo y campechano. Tenía muchísima experiencia en Coachsurfing. Había alojado a cerca de 400 personas, wow.
Esa noche cenamos en su casa unos macarrones que nos supieron a gloria. Y tras una buena charrada (no todos los días se habla con un trabajador de Google), nos fuimos a descansar. El día siguiente volvía a ser durillo. 😉
Para ver gastos, id al último post (etapa 20)