Al día siguiente nos tocaba visitar de nuevo San Francisco. Pero ese día era muy especial. Habíamos quedado para tomar café con un amigo nuestro muy especial, Miguel Ángel. Estaba 2 semanas en San Francisco y teníamos que vernos sí o sí. A las 11 nos encontrábamos en el famoso Pier 39 de la ciudad. Fue un encuentro muy especial y emocionante. A
Anna estuvo a punto incluso de soltársele una lagrimita ;-). Hablamos un buen rato, con las típicas conversaciones con las que tratas de solucionar el mundo, jajaja. Tras casi una hora y media, nos despedimos.
Nosotros fuimos a retirar el coche del parking del pier (7 €/hora aprox) y lo aparcamos en el centro en una calle cercana a Russian Hill. Podíamos dejarlo gratis 2 horas. Nos fuimos caminando hasta Lombard Str. y su famoso tramo de curvas, que hemos visto en tantas series y películas. Está considerada por muchos la calle más inclinada del mundo. La más inclinada no sabemos pero una de las más turísticas, seguro.  El ambientazo en ese tramo de la calle era increíble. Estaba llena de coches circulando y gente paseando y haciendo fotos. Nosotros evidentemente también nos hicimos las nuestras ;-). También pudimos disfrutar de la circulación de los típicos y preciosos tranvías de la ciudad que salvan en su recorrido los grandes desniveles de la misma.

Posteriormente fuimos andando colina abajo hacia la Bahía hasta llegar a la muy turística calle de Jefferson Str. Estaba a reventar de gente y comercios y restaurantes….América en estado puro. En esta zona visitamos el pier 45 y los 2 barcos de guerra antiguos que están atracados en el mismo. Luego ya nos dirigimos, por segunda vez en el día, al pier 39, pero esta vez para recorrerlo con más calma. Era como un gran centro comercial: comercios, restaurantes y muchísima gente. Aunque algo lo hacía distinto. Dispone en uno de sus laterales de una colonia de leones marinos que conviven en perfecta armonía con la actividad comercial :-). 
Después de un paseo por la zona nos fuimos caminando a lo alto de Russian Hill. Las vistas no eran muy espectaculares y más nosotros que habíamos estado ya en las Twin Peaks. Bueno el caso es que estaba al lado de donde habíamos aparcado el coche. Una vez en el mismo, nos fuimos a recorrer el barrio chino. Dejamos el coche y estuvimos visitando la zona. Estaba bien pero es prescindible si vas con prisas. 
Tras el barrio chino, nos dirigimos al barrio de Castro, el centro gay de la ciudad. Allí habíamos quedado con Eric, nuestro surfer de ese día, en uno de los muchos bares de la zona. Estuvimos intercambiando impresiones durante un buen rato. Un chico muy majo. Además hablaba español lo que hizo la conversación un poco más fluida. Éramos sus primeros huéspedes de Coachsurfing. Acabados los cafés nos fuimos al parque de Mission Dolores a ver el atardecer y a sentarnos a hablar como unos americanos más del lugar, jajajaja. Muy agradable.
Cuando empezó a hacerse de noche, nos fuimos a su casa situada al oeste de la ciudad, en una zona tranquila cercana al Golden Gate. Esa noche le preparamos una cena típica española: tortilla de patata y cebolla con pan con tomate, un clásico, jajajaja. El, encantado y muy alucinado con nosotros. Un buen tipo.
Nos habíamos dejado por visitar la ex prisión de Alcatraz pero pensamos que con las fotos desde lejos, teníamos más que suficiente.
Nos acostamos pronto pues al día siguiente nos tocaba tute de coche. Dejábamos esta ciudad con un estupendo sabor de boca. Era una ciudad grande pero con mucha zona verde, un gran ambiente multicultural y una bahía preciosa 🙂

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