El viernes nos venía a recoger por la mañana temprano la furgoneta al hotel. Habíamos escogido este medio de transporte porque nos aseguraron en la agencia que no tardaría más de 5 horas y media. Nada, aquí en Camboya. El autobús normal tarda oficialmente 6 y es sólo 1 euro y medio más barato. Así qué allí fuimos. La carretera y el tráfico la verdad es que eran penosos. Al menos el bonito paisaje de arrozales lo compensaba
sobradamente. Y la furgoneta también. Eso si, no nos libramos de hacer un par de paradas en el camino.
Llegamos a Siem Reap al cabo de 5 horas y media. Desde la entrada la ciudad nos sorprendió. Esperábamos encontrarnos un pueblo más o menos desarrollado pero cuando llegas te encuentras con una pequeña ciudad con un movimiento comercial impresionante: tiendas, restaurantes, pubs, mercados, alquiler de motos y bicicletas, agencias de viaje, tuk-tuks, etc. Al descender del autobús teníamos una legión de tuk-tuks para variar. Indicamos el nombre del hostel a uno de ellos y por euro y medio nos llevó. El hostel estaba lleno. Y el de al lado también. Entonces Sam, el conductor del tuk-tuk, nos comentó que le dijéramos nuestro presupuesto por noche y haría alguna llamada. Al cabo de 10 minutos estábamos en un hotel muy limpio y bien situado, a 18€ la habitación triple con baño dentro y cerca del «jaleo» ;-). Además negociamos el tema de visitar los templos con él. Tras regatear un rato, nos dejó los dos días de la visita (circuito pequeño y circuito pequeño) a unos 26€, los tres. Incluimos además ahí ver el amanecer el primer día. Bastante bien dado el incremento de precios que estaba dándose en esta ciudad en los últimos años, algo que se palpaba en el nivel de desarrollo y la actitud a la hora de negociar. Ducha y a conocer Siem Reap. Esa tarde nos dió tiempo a callejear un poco e incluso hacer algunas compras. Curiosa la famosa calle Pub street, muestra del ambientazo que se respira. Y a dormir que el madrugón era de aúpa.

El sábado a las 4:15 de la mañana, nos sonó el despertador. Uff, ¡qué pereza!. A las 4:50 salimos a la puerta del hotel y nuestro amigo Sam ya estaba allí listo con su tuk-tuk. A pesar de la hora, ya había bastante tráfico de estos vehículos en la ciudad. Uno se cree que va a estar solo pero muchísima gente madruga para lo mismo. Tras comprar las entradas de camino (increíble el montaje, parece el peaje de la autopista), nos dirigimos a una explanada con un pequeño estanque, justo enfrente de Angkor wat, donde se refleja el templo. Pese a llegar a las 5:50, ya estaba toda la primera fila delante del estanque, ocupada. Nos pusimos en un lateral que parecía ofrecer buenas vistas. Eso si, tuvimos que defender nuestra posición casi a codazos contra los persistentes japoneses. El madrugón valió la pena. El amanecer el primer día aquí es increíble y no se puede transmitir con palabras, de verdad. Con el sol ya en el cielo volvimos al lugar indicado con Sam y empezamos nuestro tour. Ese día lo aprovechamos bien y visitamos el circuito corto. A destacar especialmente, Ta Phrom, el templo «casi devorado» por la naturaleza y que sirvió de escenario a la película Tomb Raider, Bayon y sus enigmáticos rostros esculpidos en la piedra y la estrella, Angkor wat. Al final de las visitas de este primer día vimos lo acertado de contratar un tuk-tuk, pues la distancia entre los templos es considerable. Bastante gente lo hace en bici pero se debe hacer duro cuando el sol cae a plomo, pese a que el entorno ofrece alguna sombra que otra. Después ducha, siesta y de compras por la animada Siem Reap. Picamos algo por el centro y a dormir. El día había sido larguísimo.  

El domingo quedamos con Sam un poco más tarde, a las 9. Este día tocaba circuito largo. Pese a lo espectacular del día anterior, este nos reservaba buenas sorpresas como el Preah Khan, con sus inmensos corredores. El resto fue bonito aunque un poco más de lo mismo. Acabamos comiendo en un chiringuito con una espléndida vista del Angkor wat. Grabamos bien con nuestras pupilas la estampa. Al dejarnos en el hotel pactamos con Sam que nos llevara al día siguiente al complejo de Roluos. 10 euros más. Después de la siesta nos acercamos al centro a realizar las últimas compras y a apuntarnos a un curso de comida típica Jemer en el restaurante Le tigre de Papier.

El lunes hicimos nuestra última visita a los templos. Nos tocaba visitar el complejo de Roulos, situado a unos 15 km de la ciudad. Esta vez la visita fue más que normalita después de haber visto tanta maravilla concentrada en los dos primeros días pero bueno, así aprovechábamos la entrada de 3 días (cuesta lo mismo que dos entradas de un día). A la vuelta, siesta y al curso de comida. El curso fue muy entretenido e instructivo como siempre. Esta vez aprendimos a preparar platos típicos de la cocina Khemer y de paso cenamos. El lugar es «Le tigre de Papier» y el curso nos salió por poco más de 10€. Al día siguiente nos enviaban por email las recetas. Recomendable. Vuelta al hotel y a prepararse para la vuelta Phnom Penh al día siguiente. 

El martes fue un día de tránsito. Nuestra única preocupación fue contratar el tour del Delta del Mekong. Poco más hicimos.
Total gasto para 3 personas, 5 días: 364,52€
– Transporte: 44,15€
– Hostel: 77,28€
– Comidas: 85,96€
– Visitas: 122,91€
– Curso cocina: 34,22
Total gasto por persona, 5 días: 24,31€/persona/día