El domingo por la tarde nos dirigimos a la estación de trenes de Gia Lam de Hanoi. A las 21:40 salía nuestro tren hacia Nanning. La estación era bastante precaria y estaba llena de gente. Tras confirmar en ventanilla nuestro tren, estuvimos esperando en la «waiting room». A eso de las 21:30, abrieron las puertas de la sala de espera y todo el mundo corriendo hacia el tren.
Nosotros íbamos en litera blanda y 4 en el compartimento. Muy a gusto. El revisor se quedo nuestros billetes y nos dio una ficha con el número de litera. Ojo que el tren cada compartimento tiene un número y además están los números de cada cama. Este es el verdaderamente importante. Con puntualidad salimos de la estación. Nos quedamos rápidamente dormidos.
Alrededor de las 2 de la mañana nos despertaron. Tuvimos que bajar del tren con las mochilas. Nos tenían que sellar la salida de Vietnam. Casi una hora de espera. De nuevo subimos al tren y tras media hora, nos detuvimos de nuevo en la frontera con China. De nuevo a bajarnos del tren con todos los bártulos. Enseguida notamos que estábamos en China. Nada más bajar del tren, te recibía un soldado con chaleco antibalas y ¡de un metro ochenta!. De ahí a un control de equipajes más escáner. Pasó todo el mundo sin mayor novedad. Otra hora más. Al final sobre las 4, salimos definitivamente hacia Naning, nuestra primera parada.
Sobre las 10 de la mañana, llegamos a Naning. Era enorme y había una cantidad exagerada de gente por doquier. Primero de todo, buscar las taquillas para comprar nuestro billete a Guilin. Empezaban las dificultades. Nadie hablaba ingles. Aunque ya nos lo habíamos imaginado. Siguiendo los carteles de la estación (tienen palabras en inglés), conseguimos llegar a las taquillas. A reventar de gente. También lo habíamos escuchado. Con un poco de picardía latina aprovechamos una cola que no tenía a nadie. ¡Bingo! La chica hablaba ingles y nos vendió los tickets. Aprovechamos para comer y luego a la sala de espera. La verdad es que la gente a la que íbamos enseñando el billete para «preguntarles» donde teníamos que coger el tren nos ayudaron con mucha simpatía y amabilidad. Una vez en la sala de espera y viendo el número de nuestro tren en el panel, nos relajamos. Aprovechamos para probar una aplicación del IPhone que se había bajado Anna que, enfocando los caracteres chinos, te los traduce al inglés. Increíble pero cierto. Es de buena ayuda. Con media hora de retraso salimos a las 4, rumbo a Guilin. Como habíamos comprado el billete económico, tardabamos 6 horas. El tren bastante bien. Se nos pasó el rato rápido. La gente no paraba de sonreírnos y pedirnos hacerse fotos con nosotros. Accedíamos con una sonrisa y también aprovechábamos para hacernos fotos con ellos. Cerca de las 10:30, llegábamos a Guilin.
La ciudad nos pareció muy grande. Pensábamos que sería más pequeña pero luego nos enteramos que tenía 4 millones de habitantes. Cansados después de un día entero de traslado y cargados con las mochilas nos pusimos a andar dirección al hostel. Y con la lluvia como invitada. Teníamos más o menos claro donde era pero es tan grande la ciudad que nos surgieron dudas. Al final y tras preguntar a un policía donde estaba, dimos con el hostel. Era el «This old place hostel». Estaba muy bien y las habitaciones eran grandes y el baño de nivel europeo. Y el precio, 10€ la habitación doble con baño dentro 🙂
Las primeras sensaciones con China habían sido buenas: la gente amable, el tren, muy decente, la sensación de seguridad, total y poco ruido en general en las calles: la gran mayoría de las motos eran eléctricas. Esto, después de haber estado en Hanoi, es un cambio total.
El martes nos levantamos en torno a las 10:30 de la mañana. Recuperamos el sueño de varios días. Desayunamos con calma y subimos a la azotea a admirar las vistas de la ciudad. La ciudad está encajonada en medio de un paisaje karsticas increíble. Preciosa. Después, como con cada ciudad nueva, salimos a recopilar información sobre lo que se podía hacer y a descubrir la ciudad paseando. Estuvimos paseando alrededor de los lagos de Rong, Lize, Baoxian, Xiquian y Mulong y separados por varios puentes bastante interesantes. Lo recorrimos entero y luego volvimos hacia el hostel por la avenida de Zhonghanbeui Lu donde se concentra gran parte del comercio moderno de la ciudad. Antes de retirarnos fuimos a hacer fotos nocturnas a las pagodas gemelas del Sol y la Luna, construidas sobre el lago de Shanghai.
El miércoles precisamente teníamos previsto visitar ambas pagodas. Para llegar a ellas desde el hostel se realiza un corto paseo. A la primera de ellas, la pagoda de la Luna se accede, tras pagar la correspondiente entrada, por un puente. Se puede subir arriba del todo, a través de una angosta escalera para observar las vistas. Una vez acabadas las fotografías bajamos y accedimos a la otra por un túnel subterráneo. La pagoda del Sol es la hermana rica. Es más alta, más bonita y se puede acceder a la última planta por ascensor. Es la pagoda de cobre más alta del mundo. Tras visitar las pagodas, hicimos fotos de las mismas desde el lago. Nos parecieron más bonitas que de noche. Caminando al lado del río llegamos a la montaña de Fubo Shanghai. Al estar aislada ofrece unas vistas muy bonitas de la ciudad y de las montañas que la rodean. Además es bastante más barata que el resto ;-). Aquí ya no hicimos nada más. Se puede visitar la cueva de la flauta (nosotros ya habíamos visitado muchas cuevas muy espectaculares) y las terrazas de arroz de Longji (no las visitamos pues ya habíamos estado en Sapa y además precisamente marzo es la peor época por culpa de la lluvia y la niebla). De vuelta al hostel pasamos por una zona de comidas muy recomendable, muy cerca de central Square, con muchos puestos con una gran variedad de pinchos (calamares, alitas de pollo, salchichas, dumpings, etc..). Relativamente bien de precio. Nosotros veníamos de Vietnam y allí la comida era más barata. En cualquier interesante.
El jueves dejamos las mochilas grandes en el hostel de Guilin y nos llevamos las pequeñas como único equipaje: nos íbamos a realizar el famoso crucero por el río Li. Es caro, unos 45€ (comida incluida) pero lo recomendamos encarecidamente. Es la mejor manera para ver y disfrutar de las montañas karsticas que hay en la zona, sin edificios ni contaminacion. Es muy turístico pero increíble. Incluso con el tiempo nublado, como ocurrió en nuestro caso, es fantástico. Muy recomendable. Y además la comida fue bastante buena. Dura en torno a unas 4 horas.
Además aprovechamos que el crucero finalizaba en Yangshuo para conocer este pueblo y el cercano Xingping (ver el post correspondiente).
Llegamos de nuevo a Guilin, el martes de Yangshuo en medio de una lluvia constante. Esa tarde y el día siguiente, con la lluvia de fondo, nos quedamos en el hostel organizando las mochilas (cada día iban más llenas 😉 y acabando de preparar nuestra incursión en Hong Kong.
Total gasto para 2 personas, 5 días: 356,35€
– Visado: 65,75€
– Trenes: 78,69€
– Alojamiento: 43,47€
– Comidas: 53,45€
– Visitas: 114,72€
Total gasto por persona, 5 días: 35,6€/persona/día
Hola! Somos Juanjo López y Anna Luna.
Nos podemos definir como 2 personas muy normales que pensamos que los sueños están para cumplirlos. Y que el azar tuvo a bien juntarnos para realizar uno común: DAR LA VUELTA AL MUNDO, con el hilo conductor de la comida. A partir de ahí no hemos parado de hacer lo que nos apasiona: viajar y descubrir nuevos países, nuevas culturas y por supuesto, nuevos platos sabrosos, sabrosos ?
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