Esta localidad es en realidad un barrio de la ciudad de Kathmandu. Para llegar a él, cogimos un autobús público que, al cabo de un rato, nos dejó en la misma entrada del centro histórico de la ciudad.

Tras pagar religiosamente, nunca mejor dicho, la entrada, unos 3,5€, nos dirigimos a realizar el recorrido de la ciudad marcado en la Lonely Planet. Es la forma más fácil de recorrértela. La ciudad es si es bastante fea y descuidada pero de vez en cuando encuentras templos y patios o rincones con mucho encanto. Especialmente bonita es la plaza Durbar. Ahí tienes concentrados edificios templos y Palacios muy bonitos y antiguos y parece que te encontrarás realmente en otra época. Muy interesante.

Es una lástima que el resto esté tan descuidado per aún así merece una visita. Esta no llevará más de una mañana. Además se pueden probar platos típicos nepalies a precios mucho más económicos que en la capital.
Para ver los costes, ver el post de Kathmandu.