Desde nuestra llegada a Phuket, la visita a las Ko Phi Phi, rondaba entre nuestros planes. Que sí es caro, que sí estará a reventar, que si ya no tendrán encanto como paraíso natural…pero no podíamos dejar de verlas, a pesar de todo lo que leímos negativo en distintos foros. Para opinar, hay que ir.

Con los cambios de planes para visitar Koh Lipe se nos presentaba la opción de ir desde Krabi. Mucho más barato y completo el tour que desde Phuket. Habíamos barajado también la opción de pasar unos días ahí pero después de estar en Railey y dadas las expectativas generadas por Koh Lipe, decidimos hacer el tour de día. Además es que salía más barato que haciéndolo por cuenta propia. Curioso.

Salimos temprano del hostel de Krabi. Nos venía a recoger un taxi compartido. De ahí a Ao Nang, donde salían todos los barcos. Sobre las 8.45 era impresionante la cantidad de gente que se había juntado allí. ¿200?, ¿300?. Increíble. Aún así la organización, increíble. Te colocaban un adhesivo de color y a funcionar. Los barcos eran motoras de tamaño medio y no transportaban mucha gente. Nosotros nos colocamos en proa para ver mejor las islas que íbamos a ver en el camino, muchas de ellas preciosas. En 30 minutos llegamos a nuestra primera parada, Bamboo Island. No se qué decir para describirla: playas de arena blanquísimas, aguas turquesas de distintos tonos, naturaleza exuberante…me remito a las fotos del blog.

A continuación nos fuimos acercando a Ko Phi Lee. Primero vimos desde la lancha la Viking cave, bonita pero desde fuera, nada del otro mundo. A continuación vimos la Phileh, una bahía muy bonita, sin playa y un buen anticipo de lo que nos esperaba. En pocos minutos llegamos a ‘la playa’. Como todo el mundo recuerda sin parar, es donde se rodó la famosa película de Leonardo Di Caprio. La verdad es que cuando llegas tienes una doble sensación. Por un lado te sientes en un lugar paradisiaco y privilegiado, con un agua azul turquesa sin igual y unos acantilados preciosos. Por otro, te repulsa la cantidad exagerada de gente que hay cuando desembarcas. En cualquier caso, consideramos que es una visita casi obligada. Nosotros nos las apañamos bien para encontrar el momento y el rincón en los que hacer buenas fotos. Y pasando tan cerca, no podíamos dejar de visitarla. 

Posteriormente el barco nos llevo a Koh Phi Don, donde teníamos organizado un buffet libre. Bastante bueno, por cierto. De ahí fuimos a un par de lugares de la costa de esta isla a practicar snorkel para ver peces de colores y corales. Loh dalam bay y Loh lana bay. Muy bonitas.
Y ya de camino a Ao Nang, donde nos recogió un taxi compartido para llevarnos al hotel. Precisamente esta fue la parte más arriesgada del día. ¡Cómo conducía el lugareño!. Rápido, invadiendo el sentido contrario de la carretera…y todo esto a ritmo de heavy a volumen total. Cuando estábamos ya llegando y viendo la cara de descompuestos que poníamos aflojo el ritmo. ¡Qué largo se nos hizo! 
Sin más novedad llegamos al hotel. Ese día aprovechamos para cenar en el mercado nocturno que ese día lo montaban junto al embarcadero. Muy bueno y barato, como todos.
Día intenso.
Coste persona de excursión con bebidas a bordo, comida y equipo de snorkel, 28€