Después de una noche muy tranquila, el despertar fue espectacular: al fin podíamos ver los volcanes de Tongairo, Ngauruhoe y Ruapehu en todo su esplendor y completamente nevados, aunque fuera desde la lejanía. El día salió increíble, tanto que decidimos abrir de par en par las 2 puertas traseras y desayunar con vistas a los volcanes y el lago de Taupo. Experiencia buenísima, pese a pasar un pelin más de frío de lo normal. 😉
Tras el desayuno, pusimos rumbo a Rotoura. A mitad de camino nos
paramos a visitar la zona termal de Orakei Korako. En Turangi ya habíamos visto una zona termal gratuita. En Taupo había dos: Craters of the Moon (5 €) y Waikiki (7,5 €). No era mucho dinero pero no íbamos a poder ver mucho mas de lo que ya habíamos visto. De hecho fumarolas se veían por la montaña en muchas partes de esta región, mientras conducías. Es por esto que decidimos pagar algo más (22 €) y visitar esta zona que en el i-site nos dijeron que estaba muy bien y tenía buenas críticas en internet. Nada más llegar te embarcan para cruzar el lago. A partir de ahí, empiezas un recorrido que dura sobre hora y media, tomándotelo con la calma que merece el lugar. Se pueden ver cascadas muy bonitas de sílice, fumarolas, lagos de agua celeste o cristalina y regueros multicolor de depósitos minerales. Y por supuesto fumarolas y geyseres. Nosotros vimos uno pero pequeño. Y hasta cuevas. La verdad es que el sitio es recomendable y esta considerado como el mejor sitio termal de Nueva Zelanda.

Después de la visita continuamos rumbo a Rotoura. Relativamente cerca ya de la ciudad, vimos el desvío que llevaba a Kerosene Creek, un lugar de baños termales gratuitos. Nos metimos pero el camino era muy malo, especialmente llevando una campervan como la nuestra. Volvimos a la carretera y a 100 metros había un entrador con varios coches aparcados. Movidos por la curiosidad aparcamos. Era el entrador a 2 trekkings: uno corto a un cráter y el otro llevaba precisamente a Kerosene Creek. Escogimos el corto que era de tan solo 500 metros. Tras 10 minutos subiendo por la montaña de repente nos encontramos con un precioso lago color azul celeste rodeado por altas paredes de la montaña. Era el cráter que tenía un lago dentro, como tantos otros. Fue una verdadera sorpresa pues no esperábamos encontrar algo tan bonito. Iba bien el día. 😉

Continuamos nuestro camino y llegamos casi enseguida a Rotoura y directos al i-site. Nos sorprendió lo secas y poco cordiales que fueron las chicas de esta oficina, aunque era una cosa que se iba acentuando a medida que íbamos avanzando hacia el norte en la isla norte. Nada que ver con el sur. Nos quedamos en este caso un poco chafados, aunque ya teníamos hechos los deberes y sabíamos que hacer. Fuimos caminando a visitar el Kuirau Park, un parque de la ciudad, público y gratuito donde era posible observar numerosos lagos de agua termal. En fin, similar a lo Turangi. De allí fuimos a dar una vuelta por la parte de la ciudad que da al lago. Estaba atardeciendo y el paisaje con el lago de fondo era muy bonito. A medida que íbamos avanzando, se iba incrementando el olor a azufre, aunque casi toda la ciudad olía igual. Había mil rincones de la misma donde salía humo. Esta zona es como una inmensa olla a presión. Mejor no pensarlo.
De vuelta a la campervan vimos el precioso edificio del museo. Aprovechamos para ir a la biblioteca de la ciudad para hacer algo de «trabajo» en las redes sociales. Después a buscar sitio para acampar. Teníamos localizado uno al lado del lago que tenía incluso baños. Pero fuimos allí y no había no una sola luz y en el camino nos habíamos cruzado 2 coches con gente un poco «extraña» y a mi me dió algo de mal rollo. Además esta era la única ciudad hasta el momento donde nos habíamos cruzado con alguna gente (poca) con malas pintas. Así que decidimos ir a un camping gratuito a unos 10 km. Pero justo al salir de la ciudad, al lado de un hotel de lujo descubrimos una explanada al lado de la carretera, asfaltada y con luces y decidimos pasar la noche allí.
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