Tras la accidentada noche, nos levantamos un poco más tarde de lo habitual. La verdad es que por la noche no pudimos apreciar, por falta de luz, lo bonito que era este lugar de acampada, justo al lado del mar. Al acabar de desayunar, nos dimos una vuelta por el lugar para verlo con calma y hacer alguna foto y también para ver lo del accidente del día anterior. Ahí estaba el coche, pero con pocos daños, tal como sospechábamos. Nos dejó más tranquilos.

Fuimos de vuelta a Wellington a hacer nuestra última compra grande en Pack’n’Save y reportar gasolina. Tal como habíamos sospechado todo el viajes a medida que vas hacia el norte, el precio de la gasolina disminuye.
Tras un rato de autopistas de hasta 3 y 4 carriles por sentido, algo insólito para nosotros viniendo de la isla sur, llegamos a la costa y ahí fuimos en paralelo durante un buen rato. El paisaje cambiaba respecto al sur, las grandes montañas eran ahora suaves colinas. Al cabo de un rato hicimos una pequeña parada en Paraparaumu. Visitamos su preciosa playa y estuvimos un rato dando vueltas por su paseo marítimo.

Al cabo de un par de horas ya llegamos a Whanganui. Fuimos al i-site a informarnos y nos pusimos en marcha. Primero tocaba visitar el memorial que hay en Durie Hill, la colina que dominaba la ciudad. Se podía visitar en coche, subir a pie o con un ascensor que hay dentro de la montaña. Decidimos la opción coche pues luego teníamos que cogerlo igualmente. El memorial en sí no tiene gran cosa pero las vistas de la ciudad son buenas. Tomamos unas fotos y nos fuimos, bordeando el mismo, hasta su desembocadura en la playa de la ciudad. Como casi todas las playas que habíamos visto en este país y dado que era temporada baja, no había prácticamente nadie lo cual hacía del lugar un sitio más mágico. Estuvimos un rato con las fotos y un pequeño pic-nic que nos montamos.

De vuelta a la ciudad, pasamos por el lago Victoria, donde acamparíamos esa noche. Empezamos entonces desde el i-site el recorrido a pie de la ciudad. Fue interesante pues la ciudad tiene algún edificio histórico interesante. Aún así no lo acabamos y en cuanto vimos que nos alejábamos excesivamente del centro, lo cortamos. Cogimos la campervan y a «acampar». El lugar era muy tranquilo, a pesar de tener una calle al lado. Cenamos y a dormir. La noche anterior no fue especialmente tranquila.
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