
Nos dirigimos a la cercana ciudad de Invercargill y plano en mano, facilitado por las simpáticas chicas del correspondiente i-site recorrimos a pie las calles de la ciudad para ver los edificios más significativos. Esta ciudad era bastante parecida al resto: avenidas amplias, casas unifamiliares, ambiente tranquilo, grandes parques…una maravilla, en definitiva. Como aliciente, coincidimos con una concentración de coches, bastante curiosa y llamativa.
Tras media mañana por Invercargill, fuimos a visitar la localidad de Bluff, 28 km al sur. Era el extremo sur de la isla sur. Había poca cosa que hacer salvo subir al mirador de la colina del pueblo. Desde allí se podía contemplar la cercana isla de Stewart, y el furioso océano que la rodeaba, gran parte de la costa, la bahía donde estaba Bluff….eran unas vistas bastante impresionantes. Ese día o más bien en ese lugar soplaba un terrible viento. Era molesto pero le dotaba al lugar de cierto encanto. Desde aquí se podía hacer algún trekking corto. Bajamos para dar la vuelta a la colina y dirigirnos al inicio de la autopista 1, donde existe el típico cartel de distancias a varias ciudades: Londres, Moscú, Sydney,…el polo sur. Tan «sólo» estábamos a 4.500 km de allí…interesante 😉 de hecho era el punto más al sur de todo nuestro viaje. Nos hicimos las pertinentes fotos, dimos un corto paseo y de nuevo volvimos a Intercarvill. Estuvimos entonces dando una vuelta por la ciudad de tiendas pero ya eran más de las 5 y a esas horas muchas ya habían cerrado, así que decidimos tomarnos un chocolate caliente en el Starbacks. Es increíble como las ciudades en esta parte del país «morían» a partir de esa hora. Muy curioso para nosotros.
Tras entrar en calor volvimos a pasar la noche en la misma explanada del día anterior 😉
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