Salimos de Sucre a las 12:30 en bus con la compañía Trans Emperador (2 €). La empresa nos la habían recomendado y la verdad es que fue todo bien. Además el autobuses era prácticamente nuevo :-). Como en todo Bolivia, nos tocó pagar en la terminal antes de salir las tasas de embarque (0,25 €).Tras 3 horas y media de recorrido llegábamos a la imponente nueva terminal de autobuses de Potosí. Allí, cogimos un bus público al centro de la ciudad (0,15 1€). En media hora estábamos en la plaza 10 de Mayo. De ahí nos dirigimos al hostal La Casona, recomendado por nuestros amigos de lovelyplanet.com. Vimos las instalaciones y nos quedamos. Habitación doble con baño compartido, wifi y cocina común, 10 €. El sitio tenía mucho ambiente y la casa era preciosa. Databa del 1792. Allí mismo compramos los tickets del tour de las minas (8 €).
Dejamos las mochilas y nos fuimos a merendar-cenar, pues eran ya las 5 y media. Era una zona cara pero encontramos el típico sitio para locales a buen precio. Luego estuvimos paseando por las calles un rato y ya nos fuimos a descansar al hostel.ñ
Al día siguiente nos tocaba madrugar de nuevo. Este día tocaba hacer el tour de las minas, lo más típico de Potosí. El tour lo contratamos en el mismo hostel por comodidad (salíamos de allí mismo) y tras comprobar la tarde anterior que todos estaban por el mismo precio (8 €).

Las minas en Potosí están en su mayoría en el Cerro Rico. Fueron descubiertas por un campesino que iba en búsqueda de su llama perdida en el cerro y al hacérsele de noche, encendió fuego y vio como brillaba la plata. La estuvo saqueando junto a un amigo (sólo era imposible) durante una temporada hasta que la codicia entre ambos hizo que su amigo se chivaray fue entonces cuando los españoles la clausuraron para explotarla ellos.
En el mismo hostel ya nos pusimos los trajes de mineros, a saber, pantalón, chaqueta, botas de agua, mascarilla y casco con luz. Esta tenía una autonomía de 18 horas. Nos subimos en un minibus y fuimos dirección al cerro. Antes de llegar paramos en el mercado minero donde el guía nos explicó varias cosas interesantes sobre los hábitos de los mineros. Además allí aprovechamos para comprar los regalos para los mineros que básicamente era jugo (refresco), hojas de coca y alcohol de maíz de 96 grados (2 € por persona). Las hojas de coca las mascaban para darles energía y quitarles el hambre (en la mina no había servicios 😉 y el alcohol ¡lo bebían! a chatitos.

De allí fuimos a un mirador a tomar fotos de la ciudad y ya, directos a la mina. Accedimos a la misma por una estrecha entrada tras la cual se nos hizo de noche. El túnel principal de esa mina tenía unos 800 metros. Al cabo de unos metros nos encontramos con el «Tio», un personaje creado por los españoles. Hicieron creer a los lugareños que servía para proteger a los mineros y castigarlos si se revelaban.
Continuamos y nos fuimos introduciendo por pasajes angostos. Menos mal que llevábamos el casco, pues nos dimos varios golpes. En las paredes de la mina se podían ver como brillaban las vetas de mineral. Aquí se extraía básicamente plata y cinc. A ratos parecía más que estábamos practicando espeleología. No es aconsejable para gente con claustrofobia ni asma, os lo aseguro.
A ratos nos íbamos cruzando con los trababajadores. Les dábamos parte de los regalos y algunos casos hablamos con ellos. En general todos tenían bastante buen humor pese a las condiciones tan duras de trabajo: mucho polvo en suspensión, calor, oscuridad….
El guía nos comentó que las minas del cerro estaban gestionadas por cooperativas. Los trabajadores tenían una jornada laboral era de 4 horas pero muchos doblaban jornada. El sueldo era bueno pero muy duro. Los mineros que extraían la piedra tenían una esperanza de vida de unos 45 años pues muchos de ellos no se cuidaban. Pero las otras alternativas de trabajo en la ciudad estaban mal pagadas.
Seguimos avanzando y tras varios descensos casi en vertical conectamos con otra mina y de allí salimos al exterior. Habían sido casi 2 horas y media. Cuando salimos al exterior respiramos profundamente. Todo lo profundamente que se podía pues estábamos a unos 4.200 metros y se notaba. Toda una experiencia, muy recomendable.
Muy sucios y con un olor a algo parecido al azufre, volvimos al hostel a ducharnos. Comimos y decidimos visitar la Casa de la Moneda (4 € y 2 € más sí querías hacer fotos). Las visitas son guiadas y por tanto tienen horarios. Nosotros fuimos en la de las 4. Este histórico edificio tenía una larga historia detrás. Era la segunda casa de la moneda más grande de América. Allí, utilizando la plata extraída de las minas, fabricaban y acuñaban las monedas de entonces, utilizando medios mecánicos. Se ayudaban de mulas para mover los mecanismos.
Tras la interesante visita (1 hora y media) fuimos a ver el mercado de la ciudad y dar un paseo a pie para disfrutar de todos los edificios coloniales que tiene esta ciudad. Sobre las 8 llegamos al hostel. Cena y a dormir. Al día siguiente nos íbamos a Uyuni.
Total gasto para 2 personas, 2 días: 69,58 €
– Autobús Sucre-Potosí: 4,24 €
– Bus urbano: 0,32 €
– Alojamiento: 21,23 €
– Comidas: 13,43 €
– Tour minas: 21,23 €
– Casa de la Moneda: 8,49 €
– Varios: 0,64 €
Total gasto por persona, 2 días: 17,4 €/persona/día